jueves, 12 de abril de 2012

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Llega un día, en el que de repente te das cuenta que nada tiene sentido. Que da igual ser una buena persona, que la muerte vendrá detrás de ti quieras, o no.
Hoy, posiblemente pierda a una de las personas que formaron gran parte de mi niñez, y tan sólo es una persona joven que le queda mucho por delante.
Pero, pensando en la muerte, son cosas que tienen que pasar, ¿no? Pero cuando es alguien que forma parte de tu vida, que significa bastante para ti, no lo puedes asimilar, y es todavía ahora, escribiendo esto, el momento en el que no me pueda creer que esté pasando, que esté allí y yo no pueda hacer nada.
¿Para qué vivir de una manera correcta, sana, sin hacer daño, si el destino te lo paga así?

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